L’amiga Nidia Arrobo m’envia des d’Equador el trist comunicat de l’assassinat de Berta Cáceres, que rebo quan volia escriure un comentari sobre la situació política espanyola. No dubto gens (quin contrast!) a canviar el meu escrit per portar al blog el que m’envia la Nídia. Un fet horripilant: l’heroica defensora de la vida, a Hondures, paga amb la seva vida la lluita que duia a terme a favor de la vida!
Con profundo dolor e indignación!
Esto es BRUTAL, bestial, demencial, repudiable, indignante… Nos une con todos un sentimiento de impotencia. QUE NOS QUEDA? SEGUIR EN LA LUCHA , DENUNCIAR, ANUNCIAR… ENTREGAR POR AMOR HASTA LA VIDA!!!!
LA LUCHA SIGUE SIGUE
Nos dijo Mons. Proaño que “Compartir los peligros en la lucha, por vivir en justicia y dignidad arriesgando en amor hasta la vida, …. es solidaridad” Y ESTO LO VIVIÓ LA COMPAÑERA BERTHA, compañera del alma,compañera. En unidad y solidaridad, FUNDACION PUEBLO INDIO DEL ECUADOR
Comparto este escrito de Oscar Flores que nos ha partido el alma y nos ha dejado sin respiración.
Nidia Arrobo
Asesinan a dirigente indígena Berta Cáceres
Son las cuatro AM. Me levanto y me voy al cuarto de mi hijo para arroparlo. Es algo que hago dos o tres veces por madrugada. Verlo dormido me llena de paz. Luego tomo agua y mecánicamente me conecto a Facebook. Estoy sentado y empiezo a bajar, leo comentarios de amigos y de repente, allí, en la página oficial de RADIO PROGRESO, está la noticia, brutal, como un puñal frío que se hunde en el alma: ¡ASESINAN A BERTA CÁCERES! Tengo que leer la noticia otra vez: ¡ASESINAN A BERTA CÁCERES! Pienso que estoy dormido y que es una pesadilla, así que leo una y otra vez, pues llego a creer que se trata una de esas noticias falsas que circulan a diario por la redes sociales: ¡ASESINAN A BERTA CÁCERES! ¡ASESINAN A BERTA CÁCERES! ¡ASESINAN A BERTA CÁCERES!
¡Dios mío, que no sea verdad! Se me va el sueño. Me entra un frío triste en el cuerpo. Leo la noticia una y otra vez, y otra vez y otra vez. Esto dice RADIO PROGRESO: “Tomás Membreño, miembro de la Coordinación General del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Hondura (Copinh), informa que Berta Cáceres fue asesinada en La Esperanza, Intibucá. Los asesinos entraron a su casa aproximadamente a la 1 am para matarla”. “Berta, líder indígena del pueblo lenca de Honduras -agrega la nota-, había recibido reiteradas amenazas a muerte por acompañar las luchas de defensa de su pueblo y además de sufrir persecución política y órdenes de detención”. Berta era la coordinadora general del Copinh.
La periodista Gilda Silvestrucci confirma la noticia: “BERTA CACERES, líder lenca, asesinada esta madrugada por sujetos que forzaron las puertas de su casa para acabar con su vida. Junto a ella había otra persona que estaba de visita en el país”. Otros amigos, Kenny Castillo y Omar Menjívar escriben y lamentan la noticia. “La mezcla de impotencia, indignación y enérgica condena ante el asesinato de la más valiente, genuina y constante luchadora hondureña que conocí”, dice Omar. La noticia estremecerá al país y le dañará su imagen, cualquiera que haya sido la razón de este cobarde asesinato (aunque lo más coherente es pensar que la asesinaron grupos poderosos de este país).
Mientras escribo me caen mil ideas encima. Y algunos recuerdos, de cuando yo trabajaba en el Congreso Nacional y la veía, micrófono en mano, en la plaza donde está el indio Lempira, y lanzaba discursos encendidos y valientes en los que denunciaba las injusticias a los que son sometidos los pueblos indígenas en Honduras. Allí hablamos un par de veces, siempre a la carrera. Berta me simpatizaba. Y la admiraba.
La BBC de Londres escribió esto de ella en abril del año pasado: “Ni las amenazas de violarla y lincharla. Ni las amenazas de atacar a su madre y secuestrar a sus hijas. Ni el asesinato de sus compañeros. Nada ha podido detener la lucha de una mujer hondureña. Una madre de cuatro hijos cuya campaña contra un polémico proyecto hidroeléctrico con financiación internacional le valió esta semana uno de los premios ambientales más prestigiosos globalmente, el premio Goldman.
Berta Cáceres organizó al pueblo lenca, la mayor etnia indígena de Honduras, en su lucha contra la represa de Agua Zarca. La construcción estaba prevista en el noroeste del país en el Río Gualcarque, sagrado para las comunidades indígenas y vital para su supervivencia”.
“Crecí en un hogar dirigido sólo por mi mamá y desde temprano ella trabajó en la defensa de los derechos humanos”, decía Bertha en ese mismo reportaje. Su madre, doña Berta, fue partera, enfermera y alcaldesa y en la peor época de la represión de los 80 se dedicó atender la salud de refugiadas salvadoreñas. “A mi madre le tocó vivir dictaduras, golpes de Estado, y hasta hoy en día me motiva para continuar con esta lucha”.
Solo pido que investiguen bien lo sucedido, que no se precipiten en conclusiones tontas y que no traten de ocultar los motivos reales de su asesinato. Seguramente habrá más de alguno que querrá desvirtuar la lucha de Berta Cáceres. Dirán que no era lenca, que era vividora, que era acomodada, que todo era puro show. Espero que los medios no repiquen las estupideces que inevitablemente comenzarán a lanzar, como chismes baratos, aquellos que se vieron amenazados por esta mujer de huevos. Yo solo puedo decir que Honduras acaba de perder a una hija valiente.
¡Qué manera de comenzar un nuevo día! Allá arriba, en su cuarto, mi hijo duerme, en paz y ajeno al mundo -y más dolorosamente-, el país, en el que le toca crecer.
Oscar Flores
Afegeixo una entrevista a Berta Cáceres, de l’any passat, en record seu, i homenatge.
Gracias al trabajo de Berta Cáceres y el Copinh (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), el pueblo indígena Lenca que en ese país cuenta con 100.000 integrantes, logró que el constructor más grande de represas a nivel mundial, Sinohydro y la Corporación Financiera Internacional (institución del Banco Mundial), abandonaran el proyecto Agua Zarca, que pretendía construir una hidroeléctrica en el lecho del río Gualcarque, al noroeste del país.
Semana Sostenible: ¿Qué representa para usted haber ganado esta distinción?
Berta Cáceres: Esto es un esfuerzo colectivo que lleva 22 años de lucha. Nosotros hemos realizado un proceso participativo, de formación y de movilización que ha tenido influencia en la política del país y para todos es muy importante, ya que es el trabajo de más de 8.000 indígenas lencas que habitan en zonas próximas al río Gualcarque y en la zona de Río Blanco, donde cerca de 600 familias, dependen de este cauce.
S.S.: Además de su importancia en la vida comunitaria y productiva ¿qué significado tiene este río para el pueblo Lenca?
B.C.: Para nosotros, tiene un significado espiritual porque allí es donde viven los espíritus de las niñas que son custodias de las aguas. Para todos los pueblos que habitan desde la parte alta de la cordillera Puca u Opalaca donde nace el río, el torrente tiene una importancia vital.
S.S.: Precisamente en su rol femenino, usted se convirtió en una guardiana del río. ¿Cómo empezó su vida como activista y qué influencia tiene su madre Berta Flores, exalcaldesa del municipio La Esperanza y líder comunal?
B.C.: Yo crecí cuando Centroamérica era muy conflictiva, vivíamos en guerras y en nuestra zona estaban ubicados campamentos de refugiados. Desde ese entonces, mi madre organizó a la comunidad e hizo lo mejor en su oficio como partera, en el cual podía tener mucha comunicación con la mujer lenca. Además, empezó a luchar contra la militarización. Eso me forjó no solo en un plano personal, sino que también me enseñó a servirle a la comunidad.
S.S.: Para ustedes ¿cómo se construye el concepto de desarrollo?
B.C.: Es un debate constante que venimos impulsando desde el Copinh porque ha sido muy manoseado por el neoliberalismo. Nosotros como pueblos indígenas tenemos mucho conocimiento frente al sostenimiento de los bosques y las aguas, el enorme cuidado de la biodiversidad y la producción de oxígeno. Por eso hemos puesto este concepto en la agenda nacional; desarrollo debe ser igual a vida.
S.S.: ¿Cómo van a distribuir los fondos que les otorgó el Goldman Prize (175.000 dólares)?
B.C.: El Copinh ha recibido un aporte para empezar un proceso de fortalecimiento institucional, mientras que recibirá una contribución para impulsar su centro de formación. Otra parte de los fondos irá para la población de Río Blanco que tiene un proyecto de salud indígena.
S.S.: ¿Qué desafíos enfrentan ahora frente a los proyectos energéticos que se siguen llevando a cabo cuenca arriba del río?
B.C.: Efectivamente el grupo hondureño Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) quiere reactivar el proyecto de la hidroeléctrica en un punto cercano al original, lo que ha hecho que las comunidades de Río Blanco de nuevo estén alerta. Hubo un proceso de impugnación de la concesión y logramos judicializar a un alto funcionario quien fue el que dio la firma para avalar la licencia ambiental, pero la amenaza sigue porque de nuevo la policía y los militares están hostigando a la población.
S.S.: ¿Tiene miedo de las amenazas de las que ha sido víctima? ¿Qué les dice a los que están detrás de esto?
B.C.: La verdad no tengo mucho tiempo para pensar en eso, pero la convicción histórica de nuestro pueblo es algo que nos hace sostenernos en esta lucha de la cual no pienso apartarme. Además, vivo en un país repleto de impunidad, criminalización, campañas de desprestigio, persecución política y judicial, y uno sabe a lo que se expone. Pero puedo decir que me siento muy respaldada por la fuerza del Copinh, del pueblo lenca y de la solidaridad de mucha gente.
S.S.: ¿Qué mensaje le da a la comunidad internacional?
B.C.: Que Honduras es un país donde también luchamos con dignidad por la causa ambientalista. Es una problemática que nos afecta a todos y este es un tema muy importante que no está aislado de los conflictos políticos y económicos; mientras haya injusticia en esos ámbitos, habrá injusticia ecológica y ambiental. Por eso esta lucha es continua hacia la dignificación humana.
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